Balance de la movilización del 25 Noviembre de 2018
El pasado domingo 25 de noviembre de 2018, día internacional de la eliminación de las violencias hacia las mujeres, se realizó una nueva jornada de movilización del movimiento feminista. Uno de los principales actos de la jornada se concentró en la marcha por las calles del centro oriente de Bogotá, en medio del desarrollo de múltiples convocatorias institucionales y populares en diferentes lugares de la geografía nacional para reflexionar y denunciar la violencia con base en género y la opresión de las mujeres.
La movilización en Bogotá
En la capital del país se desarrolló una marcha unitaria que desde las 10:00 am se movilizó desde el Parque de los Hippies de Chapinero hasta el Parque Nacional y que fue convocada por la Coordinadora Feminista y otras organizaciones sociales y políticas. La jornada, que se superpuso y bloqueó parcialmente la ciclo vía dominguera, concentro alrededor de 1.000 participantes, en su gran mayoría mujeres jóvenes, que se movilizaron en medio de arengas, tambores y bailes por la carrera séptima.
En el bloque participaba la Batucada La Tremenda Revoltosa, manifestantes con carteles que recordaban varias decenas de mujeres asesinadas en razón de su sexo y género en los últimos años en el país, un bloque de la Coordinadora Feminista con pancartas alusivas al derecho a decidir sobre el propio cuerpo y la necesidad de construir una educación no sexista, la delegación verde y morada de la Campaña aborto legal en Colombia, la corporación Femm que presentaba una comparsa, escuelas deportivas para mujeres y organizaciones culturales de skinheads, iniciativas internacionalistas como el Comité de Solidaridad Kurdistán-Colombia, y organizaciones políticas como mujeres farianas, el Polo Democrático, Congreso de los Pueblos, el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y las Brigadas Anti Imperialistas.
En este espacio destaco la actividad del pequeño pero dinámico bloque libertario de banderas negras con franjas moradas, rojas y rosadas, liderado por la organización Mujeres En Lucha, organización feminista de tendencia libertaria, que hacía su presentación pública durante la marcha. Allí también participaron activistas de la Coordinadora de Procesos de Educación Popular (CPEP) En Lucha, la Colectiva Libertaria Severas Flores, feministas antiespecistas y el Grupo Libertario Vía Libre. Este sector de la marcha se destacó por la agitación constante a partir de consignas como: “Se siente, se escucha, mujeres en lucha”, “ni una menos, vivas nos queremos”, “aborto legal y en el hospital”, “a construir, a organización, educación feminista y popular” y “cuando una mujer avanza, el machismo retrocede y crece la organización”, así como sus llamados a participar del paro nacional del 28 noviembre.
La marcha se encontró sobre la Calle 40 con un performance sobre el feminicidio. A la altura del parque nacional, una pequeña delegación de Mujeres de la Central Unitaria de Trabajadores CUT realizaba un mitin y llamaban a solidarizarse con las luchas sociales en curso. Finalmente, y una vez en el parque, las marchantes se reunieron para realizar un acto político-cultural.
Balance de la jornada
A diferencia de la jornada del 8 de marzo de este año que se dividió en 2 actos separados o los 3 actos de la misma fecha en 2017, este 25 de noviembre fue posible coordinar una movilización unitaria, en parte, gracias al sentido de unión construido por la Coordinadora Feminista. Por ello, creemos que es importante seguir caminando en el desarrollo de niveles básicos de comunicación y articulación, pues necesitamos de un movimiento de mujeres fuerte, que supere los niveles extraordinariamente altos de fragmentación de la actualidad.
La movilización de un millar de personas, convocadas por un feminismo con perspectivas de lucha, es por si misma importante. Sin embargo, aunque este año ha sido extraordinariamente activo para el movimiento de mujeres en América Latina y el mundo, con el Paro Internacional de Mujeres, la huelga general en España, las multitudinarias manifestaciones por el aborto legal en Argentina o el desarrollo de la reivindicación por una educación no sexista en Chile; la movilización bogotana mantuvo números similares a los del año pasado, quizás ligeramente menores. Esto es muestra de que el movimiento de mujeres y géneros es aún pequeño en el país, por lo que la tarea de salir al mundo popular y romper el aislamiento académico y contracultural es vital.
No pudo pasar inadvertida la pobre participación en esta jornada del gran movimiento estudiantil, pues aunque muchas de las activistas movilizadas ese día eran, de hecho, estudiantes, y muchas de ellas eran, además, participantes activas de un movimiento universitario en el que viene posicionándose una perspectiva feminista; no hubo carreras, escuelas, facultades o universidades representadas gremialmente, hubo escasísima presencia de agrupaciones estudiantiles, y no se hicieron presente los grandes contingentes de estudiantes que sacuden el país desde el pasado 10 de octubre. La tarea de construir organización gremial estudiantil con perspectiva feminista aún se encuentra en su punto inicial, pero las comisiones de mujeres y géneros que se articulan alrededor de la UNEES y el desarrollo de una perspectiva por la educación no sexista, representan avances muy positivos que hay que reforzar en todos los niveles.
Lo mismo vale para el movimiento sindical obrero, pues la pequeña presencia de Mujeres de la CUT, no obvia que las organizaciones sindicales de ramas principalmente femeninas como la educación, el cuidado personal, los textiles o la salud, estuvieron ausentes y las comisiones de mujeres o género que formalmente existen en la mayoría de gremios no aparecieron. Por esto, es necesaria una regeneración sindical clasista, que pasa por incorporar en masa a las mujeres a los espacios y liderazgos gremiales, que luche hacia afuera por la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo en condiciones de igualdad salarial y profesional para la consecución de su independencia económica y, hacia adentro, por un cambio cultural que suponga una profunda redistribución en equidad de las labores domésticas y de cuidado entre los sexos, así como por un cambio en las relaciones personales y familiares de la clase trabajadora que sea liberador para las mujeres.
A nivel de debate interno, es menester reconocer que organizaciones como la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (la nueva FARC) han participado, en los últimos años, de forma activa en el movimiento de mujeres, sin embargo, no puede pasarse por alto las reiteradas prácticas patriarcales que en términos políticos y sexuales se desarrollaron en medio del conflicto armado y su responsabilidad en muchos casos de violencia y opresión hacia las mujeres y las disidencias sexuales. El reconocimiento abierto, la autocrítica profunda, la reparación colectiva y la rectificación sostenida de estas conductas negativas son ineludibles y recién se está empezando a hacer.
Hoy el discurso de género del gobierno simbólicamente “paritario” pero patriarcal de Iván Duque, que exhibe la primera vicepresidencia femenina de la historia nacional en cabeza de una neoconservadora guerrerista como Martha Lucía Ramírez, supone un reto importante para las organizaciones de mujeres y los movimientos sociales en general. Es clave seguir en la búsqueda por construir una estrategia que reconcilie la lucha por la igualdad sexual de las mujeres y las disidencias, con la lucha por la igualdad social de la clase trabajadora y los sectores sociales y populares.
¡Abajo el patriarcado que va a caer, arriba el feminismo que va a vencer!
¡Arriba las que luchan!
Grupo Libertario Vía Libre





























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